Top 10: instrumentos informales de Les Luthiers
Los 10 mejores instrumentos informales de Les Luthiers
10: Exorcítara
Un instrumento de alto impacto visual
9: Campanófono autoflagelador
8: Órgano de campaña
Un órgano portátil pensado para caminar mientras se lo interpreta.
7: Mandocleta
Se trata de una bicicleta a la que se le adosó un bouzouki (especie de mandolina de origen griego). La rueda trasera lleva seis plectros que al girar tañen las cuerdas del instrumento, logrando un sonido de trémolo.
En el manubrio va montado un pequeño teclado de 1 y 1/2 octavas. Las teclas accionan, mediante un mecanismo idéntico al freno de las bicicletas, “dedos” mecánicos que aprietan las cuerdas de la mandolina. Eso permite al ejecutante tocar y cantar mientras conduce la bicicleta.
Se lo utilizó en la obra El zar y un puñado de aristócratas, parodia de opereta rusa estrenada en el espectáculo Humor dulce hogar (1985). Su intérprete es Carlos Núñez Cortés, haciendo el papel de Mijail, el correo secreto del zar Nicolás. Una década más tarde, reapareció en La princesa caprichosa, obra de Bromato de armonio (1996), como uno de los instrumentos que el duque Robin de la Parmentiere, nuevamente interpretado por Carlitos, usa para intentar seducir a la princesa Cunegunda de Rochester.
6: Marimba de cocos, o glockencoco
De las palmeras al teatro
5: Bass-pipe a vara
Durante años, este instrumento informal, uno de los primeros que se construyó, fue un emblema de Les Luthiers. Hoy se sigue utilizando.
La versión inicial del bass-pipe a vara fue creada por Gerardo Masana en 1965 a partir de un conjunto de tubos de cartón, de los que se usan para almacenar rollos de tela. Se empleó en la primera presentación de Les Luthiers, en 1967, y desde entonces se lo utilizó en más de 30 obras.
El instrumento se compone de cuatro tubos que pueden variar su longitud deslizándose dentro de otros de mayor diámetro, como el mecanismo de un trombón a vara. Eso produce una serie de sonidos sordos y graves. Para desplazar la vara, el bass-pipe estaba montado sobre un pequeño carrito con ruedas. Las versiones posteriores, construida por Carlos Iraldi, incluyeron, entre otras mejoras, ruedas de mayor tamaño.
Su ejecución no es nada sencilla. En un principio lo tocaba Gerardo Masana. Tras su fallecimiento, el intérprete pasó a ser Daniel Rabinovich, y actualmente es Horacio “Tato” Turano.
4: Alambique encantador
Un instrumento colaborativo, creado en base a copas y botellas.
Fue creado por Hugo Domínguez para ser utilizado en la obra Valdemar y el hechicero, del espectáculo Los premios Mastropiero (2005). Más específicamente, en la canción de la pócima afrodisíaca.
Está dividido en tres secciones, por lo que su ejecución requiere tres músicos en simultáneo.
La primera sección, la más aguda, consta de once copas de acrílico que poseen un reborde metálico, el cual, al ser tocado por los dedos del intérprete, dispara una onda electrónica de timbre similar al de una copa de cristal. De ésta se encargaba Carlos Núñez Cortés, haciendo el papel del criado Caliburnus.
La segunda sección consta de ocho botellas de plástico a las que se les ha quitado el fondo, y se las mantiene parcialmente sumergidas en cubetas de agua. Cuando las botellas son empujadas hacia abajo, el líquido que entra comprime el aire interior, forzándolo a salir por el cuello del recipiente a través de unas lengüetas de acordeón. Al soltarlas, gracias a un mecanismo de válvulas y resortes, las botellas vuelven a su posición original. Esta parte la toca Jorge Maronna, en el rol de trovador.
La tercera sección consta de cuatro grandes botellones, los cuales, por un mecanismo idéntico al de las botellas, generan las notas más graves del instrumento. Esta última sección le correspondía a Carlos López Puccio, que interpretaba al personaje del príncipe Valdemar.
3: Ferrocalíope
Uno de los instrumentos más vistosos y de mayor potencia sonora de Les Luthiers.
Fue construido por Carlos Iraldi y Carlos Merlasino en 1994. Básicamente es una calíope (instrumento surgido en Estados Unidos a fines del Siglo XIX, que produce sonidos mediante un flujo de vapor que pasa a través de silbatos). En este caso, se incorporaron silbatos originales de locomotora.
El vapor proviene de tres calderas, en las que el agua es calentada por resistencias eléctricas. Un teclado, al frente del instrumento, acciona los silbatos y al mismo tiempo enciende una lamparita de color que ilumina el chorro de vapor.
Lo interpretaba Carlos Núñez Cortés haciendo de Asdrúbal García, que intentaba comunicarse con los marcianos en la obra Fronteras de la ciencia, del espectáculo Unen canto con humor (1994).
2: Bolarmonio
Debut: Rhapsody in balls
Espectáculo: Lutherapia
Año: 2008
Creado por el artesano Fernando Tortosa, resultó ganador del Concurso de Instrumentos Informales que organizó Les Luthiers al cumplir 40 años, en 2007.
Básicamente, consta de 18 pelotas de vóley dispuestas en forma de teclado frente al ejecutante. Al ser oprimidas, dichas pelotas lanzan el aire a través de unas lengüetas de armónica. Cada pelota tiene dos válvulas que regulan la transferencia de aire hacia la lengüeta. En la parte baja hay tres pelotas grandes que inicialmente eran una reserva de aire para las pelotas chicas, pero luego pasaron a cumplir una función meramente estética.
El instrumento es muy versátil y posee diversas aptitudes sonoras; permite ejecutar escalas, acordes, vibratos y trinos. Su intérprete es Jorge Maronna.
Para el estreno de Lutherapia, en 2008, se realizaron algunas modificaciones al instrumento original de Fernando Tortosa, y se lo incluyó en la obra Rhapsody in balls. Su intérprete es Jorge Maronna, quien desafía con el instrumento a Carlos Núñez Cortés a un canon de blues con el piano.
Menciones honoríficas:
- Tubófono parafínico/silicónico cromático
- Dactilófono, o máquina de tocar
- Gom-horn da testa
- Glamocot
- Calephone
- Desafinaducha
- Nomeolbídet
1: Antenor, el robot musical
Este es el instrumento más impresionante que hayan ideado Les Luthiers, no sólo una hazaña en luthiería, sino en robótica. Ya de por sí es impresionante la idea de un robot musical a fines de los años '70. No está en el primer lugar por ser el que suena más lindo, o el más versátil en cuanto a sonidos, sino por la idea y el contexto.
Este robot intervino en el Trío Opus 115 del espectáculo Hacen muchas gracias de nada (1979).
Su concepción y desarrollo, a cargo de Carlos Iraldi, fue avanzada para la época e implicó resolver múltiples problemas de ingeniería mecánica.
El robot pesaba 80 kilos y era alimentado por una batería de 24 voltios. Poseía 13 cornetas con altavoces y un grupo de tambores. Se desplazaba por el escenario, podía girar su cabeza y expresar emociones como alegría, enfado o tristeza. Era manejado por control remoto desde bambalinas por tres personas a la vez. Una controlaba el desplazamiento (uno de los asistentes/miembros del staff), otra las expresiones faciales (Daniel Rabinovich) y una tercera la parte musical (Ernesto Acher). En el escenario, lo que se veía era que el robot le pertenecía a Carlos López Puccio e intentaba controlarlo pero no podía.
Sin embargo, no todo es positivo con este artefacto: era un prototipo poco confiable, que cada tanto se averiaba, y terminó quemándose y fundiéndose para siempre justo en la última función del espectáculo, en México, el 30 de noviembre de 1980. Mientras casi todo el cableado fue tirado a la basura, sobrevivió su "cabeza". Años después, en marco de la Expo Les Luthiers, Hugo Domínguez lo reconstruyó en parte para que los fans puedan verlo, y sólo era para exhibición. Se dice que, si se hubiera invertido incluso más presupuesto en él, y si se hiciera en la actualidad, estando la tecnología más avanzada, Antenor tendría 10 veces más funciones de las que tenía su prototipo. Es decir, Iraldi planeaba que Antenor hiciera muchas más cosas, pero en espectáculo sólo mostraba el 10% de sus funciones/sonidos.
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